20 de junio de 2009

Feliz fuckin Día del fuckin Padre

La historia es larga es larga y no vale la pena ser contada acá. Nunca me ha interesado mucho el Día del Padre, y si no fuera porque todo lo que hacen mis críos chicos es el combustible de mi existencia, incluso saludarme para estas fechas absurdas, pasaría como un inminente domingo más.
Cuando la gente no ha tenido padre, no es el abandono lo que late. Eso no es relevante porque lo que no has tendo es difícil que te falte. Tampoco es el tema de las figuras paternales, los modelos a seguir, porque frecuentemente el mejor maestro para ese ítem es la experiencia, el viejo ensayo y error.
Tengo la intuición de que el asunto latente ahí es la cojera espiritual. Un buen padre se nota en la adultez, supongo. En esos momentos cuando ya no queda nada más. Y ahí tienes una red donde parar la caída libre.
Pero, en fin. Siempre se puede llegar al suelo, destrozarse hasta el último poro y credo, para luego recoger los pedacitos, armarse de memoria y seguir cascando hasta la muerte. O hasta la felicidad. Lo que venga primero.